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Cuando cambiar la cadena y el cassette de nuestra bicicleta

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   Con el paso del tiempo y el peso de los kilómetros sobre nuestra bicicleta, comienzan a perder su eficacia algunos de sus componentes, principalmente los elementos que componen la transmisión. Esta pérdida de eficacia viene condicionada por la gran fricción que existe entre los elementos de la transmisión al realizar los diversos cambios de desarrollo, produciendo un desgaste más excesivo en el cassette y la cadena de nuestra bicicleta, pero...
 ¿Realmente sabemos cuándo estos dos componentes están tocando a su fin?
    Por muchas especificaciones que vengan dadas por los fabricantes de cadena y de cassette ninguna puede ser exacta, ya que todo dependerá del uso que el usuario dé a su bicicleta, es decir, una persona que use su bicicleta por terrenos en los que el polvo, el barro, el agua y los continuos cambios de desnivel estén presentes, tendrá que sustituir estos componentes mucho antes que una persona que circule por superficies más limpias, como por ejemplo el asfalto.
   Como mencionamos en el párrafo anterior, no existe ningún dato de uso exacto en el que cambiar la cadena y el cassette, aunque sí existe una media que está en torno a los 2.000 kilómetros, distancia que se verá influida a parte del lugar y condiciones en las que se dé uso a la bicicleta, por el mantenimiento de la transmisión de esta, ya que una bicicleta que disponga de una transmisión limpia, correctamente engrasada y bien ajustada con el fin de evitar tirones, tendrá una vida más longeva que una transmisión a la que no se le haya prestado la atención adecuada.
   El principal síntoma de cambio de nuestro cassette se manifiesta cuando, a pesar de tener el cambio correctamente ajustado, este sufre tirones cuando se rueda ejerciendo bastante presión en los pedales, como por ejemplo en una subida muy intensa, y esto es debido a que los dientes del cassette tienen unas dimensiones diseñadas por el fabricante totalmente precisas para facilitar el cambio de un piñón a otro. Estos dientes con el paso del tiempo y del uso se van desgastando y son los culpables de que la cadena tironee muy a pesar de que el cambio esté correctamente ajustado, desapareciendo el problema cuando se circula por suelo llano.
   Al igual que pasa con el cassette, en la cadena no hay ningún parámetro fijo que nos diga cada cuantos kilómetros hay que cambiar la cadena de nuestra bicicleta, aunque según los datos aportados por los fabricantes una cadena estará lista para su sustitución cuando haya cedido 1 milímetro por cada 10 eslabones, por lo que lo ideal es medir, ayudados por un calibre o medidor de cadena, la distancia entre diez eslabones y comprobarlo periódicamente.
   La otra de las formas de llevar el control sobre el desgaste de la cadena y el cassette de nuestra bicicleta, es sustituir ambos componentes a la vez cada 2.000 kilómetros en el caso de los usuarios que circulen por todo tipo de terrenos teniendo que cambiar de piñón constantemente, añadiendo unos cientos de kilómetros más en el caso de aquellos que circulen por terrenos más llanos y limpios.
   Un consejo fundamental para llevar al día la puesta a punto de nuestra bicicleta, es llevar fiscalizada una relación de todas las sustituciones y reparaciones que se le realicen a la bicicleta, así en el caso de usar diversas marcas de componentes, podremos saber cual de ellas es más duradera y efectiva. En el caso de componentes de la transmisión será fácil saber cuando procede cambiarlos o revisarlos, y en el caso de cubiertas y pastillas de freno, por ejemplo, saber que modelos se desgastan más rápido o rinden mejor en función de la zona en la que se practique ciclismo.
                                                                    

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