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Como saber si estamos entrenando bien

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   A veces no paras de entrenar y esforzarte por mejorar tu forma, pero en el proceso de entrenamiento no acabas de encontrar el feedback claro de que las cosas están saliendo como habías planificado.



   ¿Cómo saber si estás entrenando bien?

   Cuando uno se plantea objetivos e intenta hacer las cosas de forma adecuada, lo más sensato es hacerse con un calendario y establecer unos timings y períodos de entrenamiento coherentes entre sí. Esto es lo que se conoce por planificación. Durante el proceso, en muchas ocasiones tenemos la sensación de caja negra. Es decir, entrenas, te esfuerzas, pero no sabes a ciencia cierta en qué punto estás de tu nivel de forma ni cuánto te falta para llegar al nivel deseado. En pocas palabras, puedes tener la sensación de no saber si vas o no por el buen camino en tus entrenamientos, si te estás pasando o sencillamente no llegas o si realmente estás alcanzando el tipo de adaptaciones que te propusiste y no otras. Para eso y, aunque no tengas un preparador físico que te ayude, puedes usar ciertas herramientas y sencillos conocimientos que con cierta precisión pueden darte esas pistas acerca de tu estado de forma y nivel de asimilación del trabajo.

   Escucha las alarmas:

   En fisiología, el efecto de acción reacción está presente constantemente. Es decir, ante el tipo o la cantidad de entrenamiento que realicemos, nuestro organismo reacciona de una u otra manera, y eso se manifiesta siempre en síntomas concretos. Si somos sensibles a éstos y sabemos cómo actuar en determinados casos, tendremos las claves en nuestra mano para orientar mejor nuestro esfuerzo y trabajo hacia los objetivos que nos hemos marcado. La frecuencia cardíaca, la sensación de sueño, apetito, peso corporal o incluso el estado anímico son señales que nuestra fisiología ofrece en forma de alarmas.

   Tendencia a machacarse:

   Éste es uno de los errores más comunes entre los deportistas y, cómo no, los bikers que entrenan regularmente. La fórmula de cuanto más, mejor ha demostrado en infinidad de ocasiones no ser la mejor vía de mejora para cualquier deportista. Cuando se piensa esto, olvidamos que el organismo es un sistema muy complejo de mecanismos que tienen una capacidad limitada de tolerancia al esfuerzo y, además, no todos los individuos tienen la misma capacidad. Algunos toleran más y otros menos el trabajo físico y, por tanto, no todos los bikers reaccionan igual ante el mismo estímulo.


   Entreno, ¿cantidad o calidad?

   Estamos convencidos de que en más casos de los que nos imaginamos, los bikers se entrenan más de lo que necesitan, especialmente en cuanto a tiempo dedicado al entrenamiento y no tanto a la calidad de éste. De hecho, los últimos estudios científicos apuntan que el entrenamiento concentrado, con poca duración y alta intensidad, suele ser significativamente más efectivo a la hora de incrementar el rendimiento que dedicar muchas horas de trabajo a baja o media intensidad. Es evidente que para poder soportar y asimilar bien la intensidad, el deportista debe tener una buena base física, adquirida con horas y sobre todo años de trabajo. En este sentido, otro error es el de los bikers, que con poco bagaje en el entrenamiento optan por trabajar de forma muy intensa para obtener beneficios rápidos. Con ello consiguen mejorar en un primer momento, pero paralelamente reducen su margen de progresión y no llegan nunca a alcanzar el nivel que por su potencial pudieran adquirir. Por eso sólo los bikers con un historial y base de entrenamiento amplio pueden apostar claramente por la intensidad en detrimento del volumen y lograr así óptimos resultados.

Esto no es un juego:

   El sentido de este artículo, además de darte herramientas de análisis, aunque sea primario, para saber si te estás equivocando o no con tu entrenamiento, es también que reduzcas riesgos innecesarios. El error más común en este sentido, como hemos comentado, es entrenar más de lo que nuestro cuerpo puede asimilar y, en todo caso, no respetar los timings necesarios de descanso. Puede parece banal, pero estas situaciones en las que nos pasamos de listos tienen consecuencias como una alteración clara de los valores hematológicos; anemias, descensos acusados del sistema inmunológico, lesiones como tendinitis, sobrecargas musculares o roturas fibrilares que, además de privarte de tus objetivos y causarte frustración, no son desde luego nada recomendables para tu integridad física y salud.

6 síntomas de que las cosas funcionan:

1.OBSERVARÁS QUE EL PULSO EN REPOSO ES MÁS BAJO DE LO HABITUAL.

   Esto fenómeno se llama bradicardia y es sin duda un síntoma positivo, de buena adaptación al esfuerzo. Asegúrate de que este descenso de pulso es consistente y se repite a lo largo de varios días. Un solo día de pulso más bajo no indica mejora significativa de forma.


2.SIN HACER ESFUERZOS SE REDUCE TU PESO CORPORAL LIGERAMENTE.

   Ese síntoma nos indica que tu metabolismo está algo acelerado, con una actividad muy alta fruto del entrenamiento intenso. Tu cuerpo aprende que va quemar más grasas en reposo fruto del entrenamiento y de repente te ves más fino y delgado. Apenas serán uno o dos kilos, pero lo notarás.

3.SIENTES MÁS APETITO.

   El metabolismo acelerado hace que tengas sensación de hambre más a menudo. Comes y al poco rato tienes hambre otra vez. Tus células consumen más energía y tus niveles de azúcar en sangre descienden a más velocidad de lo normal, así que tienes que rellenar tu cuerpo con alimento con más frecuencia.

4.EL PULSO DURANTE EL ESFUERZO TAMBIÉN ES MÁS BAJO.

   Cuando mejora tu capacidad de esfuerzo, te vuelves más eficiente. Para hacer el mismo trabajo de antes, la alteración cardiovascular es menor. Por eso, para subir aquel repecho a 20 km/h antes te disparabas a 180 pm y ahora apenas llegas a 173 pm; tranquilo, eso es, en la mayoría de los casos, positivo.

5.TU VELOCIDAD AUMENTA.

   Cuando incrementas tu nivel de forma, tu golpe de pedal también es más potente y, salvo que aumentes tu peso corporal, la velocidad promedio en tus salidas o tramos parciales aumenta al propulsarte con más fuerza. Éste es un síntoma que se detecta rápidamente y el que más satisfacción produce, sin duda.


6.TUS SENSACIONES MEJORAN.

   Las piernas no duelen tanto como antes en la misma subida. Aunque pedalees al límite, la sensación de sufrimiento no es tan agónica como cuando estabas peor de forma. Has desarrollado mecanismos que hacen que soportes mejor el esfuerzo.

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