A diferencia de un coche donde la mayor parte de la masa la pone el propio vehículo, en la bici el máximo aporte de peso es cosa tuya, por eso es tan importante personalizar la suspensión de tu bicicleta según tus características ya que hay enormes variaciones de ajustes entre una persona de 55 kilos y una de 90. No te lo voy a complicar mucho, sólo un par de adaptaciones básicas.
1. PRECARGA
Con esta palabreja nos referimos al umbral inicial de activación de la suspensión, esto es, la fuerza mínima necesaria para que empiece a moverse. Si eres un tipo pesado necesitarás que el amortiguador tenga mayor precarga inicial (presión en un sistema de aire y giros de muelle en un sistema con muelle metálico) para que no vaya medio hundido sólo con tu peso. Por el contrario, una persona muy ligera necesitará mucha menos precarga en el amortiguador para que la suspensión se mueva.
Una forma fácil de ajustar la precarga es sabiendo que la suspensión debe comprimirse, cuando subimos a la bici, de un 15 a un 30% de su recorrido total, según prefieras que se sienta más firme (15%) o más sensible (30%) con todo el rango intermedio posible. Si tu bici tiene amortiguador de aire, sigue estos pasos para ajustar la presión a tu peso. Necesitarás una bomba especial de alta presión que en muchos casos se incluye con la bicicleta.
a. Mide la longitud total del amortiguador, del anclaje superior al inferior, sin peso encima, totalmente extendido.
b. Quítale todo el aire, presiona sobre el sillín abajo mientras accionas la válvula con el dedo para que no quede nada y mide nuevamente el amortiguador, ahora totalmente comprimido. La diferencia entre 1 y 2 es el recorrido del amortiguador (que no el de la rueda trasera).
c. Resta 1 – 2 y a lo que te dé, (supón que sea 190 – 130 = 60 mm) aplícale el % que estimes para tu estilo de conducción y terreno, más próximo a un 15% si vas por zonas poco bacheadas y buscas máxima velocidad con menos comodidad y más próximo al 30% si tu caso es el contrario.
d. Pongamos un 20%, por ejemplo, de esos 60 mm totales, o sea 12 mm. Hincha el amortiguador y luego súbete a la bici despacio, con la mochila que lleves encima habitualmente, casco y todo el peso habitual, apoyado en un árbol, y mide lo que se comprime el amortiguador con ese peso. Para medirlo puedes aprovechar el anillo de goma que suele tener el émbolo, mirando lo que se ha desplazado una vez que te bajes, o también puedes pedirle a un ayudante que mida el amortiguador contigo subido en la bici para comprobar que se ha comprimido esos 12 mm que estimamos.
e. Ahora sólo tienes que dar más aire o quitar y seguir haciendo pruebas de subirte a la bici hasta que el amortiguador se comprima esa distancia que hemos puesto como ejemplo.
2. REBOTE
Muchos amortiguadores tienen regulación externa de rebote, que suele ser un dial rojo, y esta regulación permite abrir o cerrar más el paso de aceite para contener la extensión de la suspensión. Si un amortiguador no tuviera control de rebote tras absorber un bache te lo devolvería recuperándose fuerte con una intensidad casi igual a la del bache que acabas de pasar.
Para regular el rebote usaremos un escalón o bordillo alto, de 25 a 35 cm, que bajarás sentado en el sillín. Primero el amortiguador se hunde y al instante se recupera. Pues bien, esta extensión debe ser un solo movimiento rápido pero sin brusquedad. Al extenderse debe hacer un solo rebote rápido pero no brusco.
· Si la suspensión, después de subir, baja un poco una segunda vez, el control de rebote es escaso, gira el dial rojo en sentido horario ¼ de vuelta y sigue probando hasta que rebote sólo una vez...
· Si la suspensión no vuelve a su posición al instante, gira el dial rojo ¼ de vuelta en sentido antihorario hasta que la recuperación sea inmediata pero sin un segundo rebote.
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