Si el viento te come la moral, aquí van unos consejos para llevarlo mejor.
Siempre se ha dicho que el viento es el gran enemigo del ciclista. Esto es realmente cierto, ya que si sopla con cierta intensidad puede suponer un incremento de la resistencia al avance equivalente a estar subiendo una cuesta con un gran porcentaje. En general, el principal problema que genera el viento es de índole psicológico, ya que vemos que pese a pedalear con gran intensidad vamos muy despacio. La solución es mentalizarse y pensar que estamos subiendo un puerto, y por lo tanto, tendremos que adaptar los desarrollos a la velocidad que llevemos o a la intensidad a la que queramos ir. Pero sobre todo tener paciencia, sufrir un poco y esperar a que cambiemos de dirección para que el enemigo se convierta en nuestro mejor aliado.
Como el esfuerzo será similar a estar subiendo, la intensidad del ejercicio será similar a la que podamos desarrollar subiendo un puerto, a buen seguro, cerca del umbral anaeróbico. El problema es, que a esta intensidad el gasto energético será muy elevado, y por lo tanto, estaremos consumiendo mucho glucógeno muscular. En una hora y media aproximadamente de luchar contra el viento estaremos cerca de vaciar los depósitos, es decir, que el nivel de cansancio será importante. Y es cuando nos desesperaremos pensando que como podemos estar cansados si solo hemos hecho una media de 15 o 16 Km/h en llano…
Para prevenir este cansancio prematuro, tendremos que ir bebiendo alguna bebida que contenga algún tipo de hidrato de carbono (cualquier bebida deportiva, incluso un refresco) y comiendo algo cada 60 minutos que también sea rico en hidratos de carbono (gel, barrita energética, chocolatina, galletas…).
El problema que tenemos cuando aparece el viento es que mentalmente no terminamos de asumir que la resistencia al avance es mucho mayor de lo normal, y digamos que nos empeñamos en tratar de mantener las mismas velocidades medias que si no hiciera viento. Esto hace que sin darnos cuenta estemos pedaleando casi a tope durante muchos minutos… Lo malo de la bici de montaña es que la posición es poco aerodinámica, y por lo tanto, el viento en contra nos afecta mucho. Si es posible, una ayuda aerodinámica es pedalear con los antebrazos apoyados en el manillar durante algunos ratos.
Así que el mejor remedio es tener paciencia, bajar la velocidad, subir piñones y vigilar el pulsómetro para no pasar mucho del 85-90% de nuestra frecuencia cardiaca máxima si no queremos acabar la ruta agotados completamente. Y sobre todo, no mirar la velocidad media… Un último consejo: mirar la previsión metereológica para saber la dirección y la fuerza del viento y planificar la ruta con viento en contra a la ida y viento a favor a la vuelta.
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