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Guia breve para evitar rozamientos en el freno en 6 sencillos pasos


   Estás harto del freno delantero, haga lo que haga rozan las pastillas. Ya no sabes si tocar alguno de los tornillos donde están sujetas las pastillas… sigue estos seis pasos






   El problema recurrente puede deberse a muchos factores. 

   Lo mejor es comenzar una revisión de varios puntos desde cero, para asegurarnos un buen resultado. Empecemos por aquí:


1. Desmonta la pinza de la horquilla y con mucho cuidado apalanca las pastillas para hacer retroceder ambos pistones hasta el fondo.


2. Si tu rueda tiene cierre rápido convencional (no eje pasante o 15QR...) aflójalo completamente. Con él suelto, verifica que la horquilla se apoya en ambos extremos del eje del buje por igual. Da igual si el neumático queda más cerca de una botella que de la otra, esta desviación habría que corregirla ajustando los radios (aparaguado). Lo importante en este caso y para solucionar el problema del freno es que la horquilla asiente por igual.


3. En esta posición aprieta el cierre rápido. Asegúrate que no se ha descolocado el buje. En sucesivos montajes/desmontajes de rueda, recuerda siempre apoyarla por igual.


4. Monta la pinza en el soporte de la horquilla. Deja los tornillos ceñidos pero sin bloquear, que permitan a la pinza desplazarse lateralmente en el soporte.


5. Sin hacer girar la rueda, presiona varias veces la maneta de freno hasta que las pastillas bloqueen el disco. Mantén la presión.


6. Aprieta alternativamente los tornillos de la pinza, poco a poco. Suelta la maneta y haz girar la rueda: debería girar sin roces.


   Si continúan los problemas, realiza pequeños ajustes laterales de la pinza, aflojando ligeramente uno o los dos tornillos que la anclan a la horquilla, según necesites. Si no logras resultados revisa visualmente que el disco no esté doblado. En último caso, si todo falla, es probable que uno o los dos pistones estén sucios y no retrocedan bien.  

                                                          

Todo lo que debes saber sobre las bicicletas eléctricas


   Si te estás preguntando por qué las bicis eléctricas están tan de moda, intentamos resolver todas tus dudas.






   Las bicicletas eléctricas son uno de los segmentos que más adeptos está ganando en los últimos años. La gran evolución tecnológica en los motores y baterías ha permitido la llegada de todo tipo de bicis eléctricas. 


LAS VENTAJAS DE UNA BICI ELÉCTRICA


   Una bici eléctrica nos permite realizar más kilómetros con el mismo esfuerzo. Esto le da una nueva dimensión a nuestras salidas, haciendo de ellas una experiencia nueva: podemos hacer rutas el doble de largas y seguir ejercitándonos por igual y esto hace que cualquier tipo de usuario sea bienvenido al mundo de las bicis eléctricas. Desde el ciclista consumado que quiere llegar más lejos en el mismo espacio de tiempo, hasta el aficionado que busca una mayor diversión.

   Las bicis eléctricas también abren un nuevo camino a aquellos que siempre han querido moverse en bici pero sufren de problemas patológicos, o bien como primer paso para romper con el sedentarismo. En definitiva, es una nueva manera de hacer ciclismo con muchos nuevos adeptos.






TIPOS DE BICIS ELÉCTRICAS


   Existen diferentes tipos de bicis eléctricas, ya que se clasifican según la manera que entregan la potencia, independientemente de si disponen de motor central (integrado en el cuadro) o en el buje de la rueda. Existen tres tipos: pedelecs, s-pedelecs y e-bikes.

   Las Pedelecs, del inglés Pedal Electric Cycle (bicicleta eléctrica con pedales), se trata de bicicletas eléctricas con pedaleo asistido. Es decir: cuando pedaleamos recibimos un extra de potencia proveniente del motor. Esta potencia se puede ajustar en la mayoría de modelos, pero todos ellos están limitados a una velocidad de 25 km/h.

   Las S-Pedelecs o ‘Speedy Pedelecs’ son versiones más potentes que las pedelecs convencionales. El método de propulsión es el mismo (pedaleo asistido), pero con una velocidad máxima limitada a 45 km/h.

   Finalmente, las E-bikes entregan la potencia directamente a la transmisión, sin necesidad de pedalear. Por ello disponen de acelerador y tienen la velocidad limitada hasta 45km/h.

   El pedaleo asistido (pedelecs) es quizá el sistema más extendido de bici eléctrica. Y lo es por una razón: con el pedaleo asistido el riesgo de quedarse sin batería es bajo, ya que el motor deja de entregar potencia a más de 25 km/h o 50 km/h entre las S-pedelec. Por tanto, tenemos un sistema que nos ayuda en las subidas mientras que se desconecta para ahorrar energía en las bajadas.

   Además, con sistemas pedelec la entrega de potencia es neutral. Esto quiere decir que no notaremos el empuje del motor; la sensación de potencia queda integrada en nuestro pedaleo. Y en todos los tipos de motorización se suele modular el nivel de asistencia, de manera que controlamos si el motor funciona al 20% de su capacidad, por ejemplo, o al 100%.






¿CÓMO ELEGIR UNA BICI ELÉCTRICA?


   Para muchos usuarios la principal cuestión a la hora de escoger una bici eléctrica es su autonomía. Actualmente, la mayoría de modelos disponen de baterías de cerca de 800W, ya sea en un sistema de batería doble o única. Esta batería puede estar integrada o no en el cuadro, pero su autonomía depende de un simple factor: nuestra cadencia. Cuando mayor es nuestro ritmo, menor autonomía tendremos.

   Otro motivo de preocupación es el peso. La evolución tecnológica hace que el peso de las bicis eléctricas actuales sea contenido. Un modelo estándar de MTB, por ejemplo, pesa entre 19 y 21 kilos, esto significa que son solamente unos 7 o 9 kg más de peso respecto a una bici convencional. Si buscamos entre los modelos más avanzados del mercado podemos encontrar hasta bicicletas por debajo de los 15 kilos.

   Como la mejora es constante en baterías, motores y pesos, las diferencias entre los modelos de un año a otro son muy notables. Es mejor apostar por lo más nuevo en el mercado si queremos notar una mejora de las prestaciones. Y lo mejor es que, al crecer el segmento eléctrico, se han diversificado las opciones y ahora se pueden encontrar modelos más económicos que nunca, con precios alrededor de los mil euros.





DE LA CIUDAD AL MTB


   Si antes estaban enfocadas a un uso por ciudad, ahora las bicis eléctricas se han expandido, llegando a la carretera y a la montaña. De hecho, las pedelec de MTB es el segmento que más está creciendo actualmente. Dentro de las e-MTB existen modelos tanto hardtails como de doble suspensión. Por tanto, podemos practicar enduro, cross-country, all mountain, trail… todas las disciplinas que queramos.

   Las marcas también siguen apostando por modelos urbanos que aportan un plus de comodidad a sus usuarios. Además, ya hay disponibles modelos plegables que gracias a su compacto tamaño se pueden almacenar en armarios o caben dentro de transportes públicos.

   En resumen, las bicis eléctricas están muy lejos de ser un vehículo motorizado. Con ellas podemos seguir practicando ejercicio, sea para mantenernos en forma o para fomentar los hábitos saludables, y con ese punto de diversión que sólo una bicicleta es capaz de ofrecer.




Como lubricar la bici para eliminar esos ruidos que tanto te molestan.

   El aceite y la grasa son nuestros aliados para conseguir sacar el máximo partido y la máxima durabilidad a nuestra bici...



                         

   Chasquidos, crujidos,...esos ruidos horribles que nos pueden amargar toda una jornada suelen tener todos la misma causa, una falta de aceite o grasa en un determinado punto. 

   
   El engrase es la vida de la bicicleta, lubrica las articulaciones, elimina rozamientos y desgastes excesivos a la vez que permite que todo funcione con suavidad y silenciosamente. Seguro que nunca te has parado a pensarlo, pero una bici rígida tiene del orden de 30 a 40 ejes de giro entre frenos, desviadores, y otras partes giratorias, y sin contar los de los eslabones de la cadena. La cosa se complica en una doble suspensión, y más si los pivotes son de casquillos de fricción que son más susceptibles a la entrada de suciedad y a provocar música indeseada.
   No te preocupes, con un fácil mantenimiento periódico estos males no aparecerán o los eliminarás si ya los padeces. Después de cada lavado, un engrase externo en los puntos estratégicos y ya tenemos la batalla encaminada a la victoria, como pueden ser la cadena, los muelles de los pedales o las articulaciones de los cambios. Estos puntos  debemos hacerlos siempre, pues de no ser así el déficit de aceite derivará rápidamente en ruidos e imprecisiones en los mecanismos.
   Otra cosa es la lubricación de ejes de giro de la suspensión o las roscas del eje de pedalier, en las que se necesita dedicar más tiempo, aunque eso sí, una vez hecho sus efectos perdurarán varios meses. Más adelante te enseñaremos cómo hacerlo.

TRUCOS:
- Para facilitar la extracción de las fundas de los topes engranaremos piñón grande y plato grande, y luego sin dar pedales bajaremos en las manetas a piñón y plato pequeño. De esta manera los cables quedarán destensados y no se resistirán. Engrasa también los topes de las fundas por la parte interna, donde entran las fundas.

- A veces se notan unos pequeños ruidos al girar el manillar a ambos lados. Se debe a la fricción entre las fundas, y los topes del cuadro. Engrásalos y desaparecerán. Ese ruido también podría llegar de la propia dirección, si se hubiera contaminado, tendrás que desmontar, limpiar y engrasar.

- En bicicletas con cableado inferior no hay que olvidar engrasar la guía de los cables de la caja del pedalier, para que deslicen suavemente por ella y no afecten al funcionamiento de los cambios. No estará de más que esta pieza, generalmente de plástico, la sustituyas cada cierto tiempo, ya que con la fricción del cable acaban formándose surcos.

- Los bujes Shimano tienen unas gomas exteriores en forma de cono que en ocasiones provocan un chirrido con el cuerpo del buje que se soluciona con una gota de aceite en la zona de contacto.

- Un buen hábito es engrasar la cadena cada vez que salimos a montar, y ya de paso los pedales y los pivotes de los cambios. Después cada cierto o cuando notes la necesidad puedes ponerte manos a la obra y hacer un engrase más profundo. Tu bici lo agradecerá, evitarás desgastes prematuros y funcionará como la seda durante más tiempo.

MATERIAL NECESARIO:
1 Un bote de aceite en spray con Teflón. Con él alcanzaremos lugares a los que el aceite normal no podrá llegar, como los pivotes de los cambios.

2 Aceite especial para la cadena.  Desde los más normales de vaselina a los más avanzados de Teflón, algunos de estos especiales para terrenos secos que evitan que se pegue el polvo, aunque requieren un engrase cada poco tiempo. Para el agua o el barro, mejor más denso.

3 Grasa especial para rodamientos como los bujes y la dirección. Suelen ser muy densas y repelentes al agua. También nos servirá para engrasar roscas, la tija del sillín o la zona de contacto entre potencia y manillar.

4 Casi exclusivamente para lubricar los pivotes de la suspensión, si es de casquillos de fricción, grasa con Teflón por sus propiedades de baja fricción.

5 Una cubeta especial para la limpieza. Podrás meter y limpiar a conciencia pequeñas piezas como la cadena.
                           

Cómo montar en bici cuando hay viento


   Si el viento te come la moral, aquí van unos consejos para llevarlo mejor.




   Siempre se ha dicho que el viento es el gran enemigo del ciclista. Esto es realmente cierto, ya que si sopla con cierta intensidad puede suponer un incremento de la resistencia al avance equivalente a estar subiendo una cuesta con un gran porcentaje. En general, el principal problema que genera el viento es de índole psicológico, ya que vemos que pese a pedalear con gran intensidad vamos muy despacio. La solución es mentalizarse y pensar que estamos subiendo un puerto, y por lo tanto, tendremos que adaptar los desarrollos a la velocidad que llevemos o a la intensidad a la que queramos ir. Pero sobre todo tener paciencia, sufrir un poco y esperar a que cambiemos de dirección para que el enemigo se convierta en nuestro mejor aliado.

  Como el esfuerzo será similar a estar subiendo, la intensidad del ejercicio será similar a la que podamos desarrollar subiendo un puerto, a buen seguro, cerca del umbral anaeróbico. El problema es, que a esta intensidad el gasto energético será muy elevado, y por lo tanto, estaremos consumiendo mucho glucógeno muscular. En una hora y media aproximadamente de luchar contra el viento estaremos cerca de vaciar los depósitos, es decir, que el nivel de cansancio será importante. Y es cuando nos desesperaremos pensando que como podemos estar cansados si solo hemos hecho una media de 15 o 16 Km/h en llano… 

   Para prevenir este cansancio prematuro, tendremos que ir bebiendo alguna bebida que contenga algún tipo de hidrato de carbono (cualquier bebida deportiva, incluso un refresco) y comiendo algo cada 60 minutos que también sea rico en hidratos de carbono (gel, barrita energética, chocolatina, galletas…).

   El problema que tenemos cuando aparece el viento es que mentalmente no terminamos de asumir que la resistencia al avance es mucho mayor de lo normal, y digamos que nos empeñamos en tratar de mantener las mismas velocidades medias que si no hiciera viento. Esto hace que sin darnos cuenta estemos pedaleando casi a tope durante muchos minutos… Lo malo de la bici de montaña es que la posición es poco aerodinámica, y por lo tanto, el viento en contra nos afecta mucho. Si es posible, una ayuda aerodinámica es pedalear con los antebrazos apoyados en el manillar durante algunos ratos.

   Así que el mejor remedio es tener paciencia, bajar la velocidad, subir piñones y vigilar el pulsómetro para no pasar mucho del 85-90% de nuestra frecuencia cardiaca máxima si no queremos acabar la ruta agotados completamente. Y sobre todo, no mirar la velocidad media… Un último consejo: mirar la previsión metereológica para saber la dirección y la fuerza del viento y planificar la ruta con viento en contra a la ida y viento a favor a la vuelta.



                                                                    

¿Frenos con mal tacto? Sigue estos pasos antes de sangrar.


   Si tus frenos han adquirido un tacto “raro” y ya no retroceden como antes, sino más lentos, hay algo que puedes probar antes de recurrir al sangrado del circuito.






   
   Si los frenos muestran un retorno lento de la maneta o de las pastillas de freno, o un recorrido excesivo de la maneta, puede que los pistones estén pegados o sucios en la pinza de freno. Antes de purgar el sistema, intenta suavizar el accionamiento del pistón o pistones siguiendo los pasos de esta rápida comprobación.

1.  Desmonta la rueda del freno afectado.

2.  Aprieta la maneta de freno varias veces hasta que las pastillas de freno casi entren en contacto entre sí.

3.  Introduce el separador de pastillas (proporcionado por el fabricante junto al freno o bicicleta nueva) entre las pastillas para separarlas hasta la anchura total del separador.

4.  Retira el separador de pastillas.

5.  Repite los pasos 1 a 4.

6.  Vuelve a montar la rueda.

7.  Aprieta la maneta de freno varias veces para colocar las pastillas de freno a la distancia adecuada del disco (se colocan automáticamente).

8.  Si hay roces entre disco y pastillas, recoloca la pinza, aflojando los tornillos de fijación al cuadro.

   Haz girar la rueda y comprueba el funcionamiento del freno. Los pistones deberían moverse libremente y no debe haber un recorrido excesivo de la maneta de freno. Si no mejora, probablemente haya que realizar un limpiado externo de los pistones y un purgado del sistema.



                                                                   

Como prolongar la vida de tus pedales Shimano.

 Nueva vida a tus pedales Shimano.



   Algo bueno, muy bueno, que tienen los pedales shimano es que sus rodamientos son ajustables. Esto nos permite desmontar el eje periódicamente para limpiarlo, reajustarlo, y prolongar su vida útil durante muchos años.

Nueva vida a tus pedales Shimano
  HERRAMIENTAS:



1 Papel. Siempre que hay suciedad que limpiar, viene muy bien.
2 Tornillo de banco. Práctico para sujetar objetos y poder manipularlos con ambas manos.
3 Grasa consistente. Especial para rodamientos.
4 Útil Shimano TL-PD63. Especial para conos de pedales.
5 Destornillador. Lo vamos a utilizar para sacar las bolas.
6 Brida. La vamos a utilizar para meter las bolas.
7 Llave Allen 4 mm. Nos servirá de manubrio del útil TL-PD63.
8 Guantes. La grasa no sólo ensucia, también es contaminante y puede resultar irritante para la piel.

  PASO A PASO...
   De toda la vida, Shimano ha sido y es fiel a los rodamientos de bolas ajustables mediante conos y contratuerca. Su argumento no sólo es la capacidad de corregir holgura y realizar tareas de mantenimiento, también que el contacto con las bolas es angular, de forma que el rodamiento tolera mejor las torsiones laterales. Al menos una vez al año conviene limpiar, engrasar y reajustar los ejes de los pedales. Hemos tomado como ejemplo unos Shimano M505 que, si bien actualmente están descatalogados, conforman un amplio porcentaje del parque ciclista y seguro que muchos de vosotros sois unos felices poseedores. De la gama actual de Shimano, los M545 y M424 comparten el mismo sistema de eje.
1. Levanta la tapa protectora para acceder al interior. Bajo ella verás una tuerca pequeña de 10 mm. Debajo se encuentra otra de 13 mm; esa es el cono.


2. Con el útil de Shimano, extrae la tuerca y el cono. Si no tienes la herramienta, puedes intentarlo con llaves de tubo o vaso convencionales, aunque la de 13 mm tendrás que rebajarla por el exterior para que entre en el hueco.


3. Este es el cono. Como ves, es una tuerca modificada cuya mitad es una pista sobre la que se apoyan las bolas para girar.


4. Bajo el cono se encuentra la primera hilera de 17 bolas.


5. Extrae el eje con cuidado porque en el otro extremo del pedal, junto a la biela, hay otra hilera de bolas. En este caso serán 14 unidades.


6. Con la ayuda de un destornillador o similar, empuja todas las bolas al exterior. ¡No pierdas ninguna!


7. Dentro hay un separador de goma, que sirve de junta para frenar la suciedad que quiera entrar por ese extremo.


8. Bajo el separador encontrarás la segunda hilera bolas, sácalas todas también.


9. Si no has olvidado desmontar nada o perdido alguna pieza, esto es todo lo que deberías tener sobre la mesa. Límpialo todo a conciencia antes de empezar a montar.


10. Aplica una pequeña cantidad de grasa a las pistas del pedal, sobre las que ruedan las bolas. Con la punta de la brida untada en grasa, coge las bolas de una en una y colócalas en hilera. Recuerda las cantidades: 17 en la pista exterior y 14 en la queda más cerca de la biela.


11. Introduce el cilindro de goma. Engrasa el eje para mayor protección y mételo con el tino suficiente como para no descolocar ninguna bola.


12. Rosca el cono (con la pista mirando hacia las bolas) y la tuerca y realiza el ajuste de esta manera: sujeta el eje en el tornillo de banco y comprueba la holgura del cuerpo del pedal respecto a él. Corrígela apretando el cono. Comprueba de nuevo. Una vez desaparezca, sujeta el cono y aprieta la tuerca contra él para fijar su posición. Realiza una suave “contratuerca” para afianzar la unión, aflojando ligeramente el cono a la vez que aprietas la tuerca.


                         

Tres zonas que hay que proteger especialmente al practicar ciclismo en invierno.

   Dice la creencia popular que es en la cabeza donde se pierde gran parte del calor corporal (hasta un 45%) cuando el ser humano se expone a un ambiente frío y, aunque se trata de una teoría falsa demostrada científicamente, lo cierto es que tampoco está muy desencaminada. El cuerpo pierde su temperatura corporal por culpa de cualquier zona expuesta a la intemperie, aunque son las extremidades (brazos y piernas) las primeras en acusar esta pérdida de temperatura y la cabeza, normalmente poco abrigada, una de las principales culpables de producir el descenso térmico corporal.



La perdida del calor corporal.

   Sabiendo esto, ¿por qué un ciclista abrigado correctamente pasa frío sobre su bicicleta? ¿No es suficiente con llevar prendas largas, chaqueta y guantes? Para conocer la respuesta a esta pregunta, es necesario saber cómo actúa el cuerpo humano ante las bajas temperaturas. Como todo ser vivo, el instinto de supervivencia del organismo tiene sus prioridades, siendo los órganos vitales los que reciben una mayor protección térmica a través del flujo sanguíneo y las extremidades, las primeras en congelarse. Este es el principal motivo por el que muchos alpinistas padecen congelaciones en manos y pies cuando se enfrentan a retos extremos en condiciones de frío intenso.   El organismo tiene la capacidad de regular su temperatura interna dentro de ciertos límites, independientemente de la temperatura externa. Se trata de un importante proceso en el ser humano, la termorregulación corporal, necesario para equilibrar la ganancia (termogénesis) y pérdida (termólisis) de calor, cuya finalidad no es otra que mantener una temperatura corporal estable. La Medicina considera que el valor promedio de una temperatura corporal normal se sitúa aproximadamente en 37°C, aunque estudios más recientes sugieren que la temperatura promedio en adultos saludables es de 36.7°C.
   Otro aspecto a tener en cuenta es que las zonas del cuerpo en movimiento también reciben más aporte de sangre y, por tanto, se mantienen más calientes que otras. Sobre la bicicleta, las manos permanecen en una posición más o menos estática sobre el manillar, convirtiéndose en uno de los focos de pérdida de calor corporal. Lo mismo sucede con los pies que, a pesar de estar continuamente en movimiento por la acción del pedaleo, mantienen una posición estática sobre el pedal y además son la extremidad más alejada del corazón, recibiendo menos irrigación en condiciones de frío intenso. Por no mencionar que, con la bicicleta en movimiento, el flujo de aire que reciben las extremidades también es un factor agravante.
   En lo que respecta a la cabeza, se trata de una de las zonas del cuerpo con más capilares y células nerviosas y, por tanto, más sensible a los cambios de temperatura. Tampoco hay que olvidar que es una de las zonas más expuestas del cuerpo y que, sobre la bicicleta, también permanece en posición más o menos estática recibiendo un continuo flujo de aire, por lo que se convierte en un importante foco tanto de pérdida de calor corporal como de enfriamiento del flujo sanguíneo, sobre todo en las zonas de rostro, cuero cabelludo, orejas y cuello.
   ¿Cómo pedalear de forma cómoda en invierno cuando la ropa de abrigo no es suficiente? Reforzando la protección térmica en manos, pies y cabeza. Unos guantes de calidad, o incluso un par de guantes (unos finos debajo y otros más gruesos encima) son la opción más recomendable. En los pies, la solución es similar, pudiendo elegir entre llevar unos calcetines de calidad o un par de calcetines, y accesorios como cubrebotas o botas térmicas específicas para condiciones extremas. Y en lo que respecta a la cabeza, nada mejor que un pañuelo tubular o pasamontañas bajo el casco para proteger las zonas más propensas a enfriarse.

Como cambiar los platos desgastados en 8 pasos

   Un plato desgastado es sinónimo de múltiples despropósitos de la transmisión. Existen dos grandes motivos por los que nuestra transmisión deja de funcionar correctamente debido a un alto desgaste de los dientes del plato. El primer síntoma claro son las molestas salidas de cadena que se tornan cada vez más frecuentes. Y el otro gran síntoma es cuando la cadena resbala sobre los dientes y dificulta así que se engranen bien las marchas.


1- AFLOJAMOS EL TORNILLO DE LA BIELA 


   Usaremos una llave Allen para soltar los tornillos que aprietan la biela al eje. Tened cuidado y posicionad bien la llave y, en el caso de que se acumule suciedad o tierra, procurad sacar la tierra compactada dentro de la cabeza del tornillo, para que la llave pueda entrar bien hasta el final.



2- SACAMOS LA TUERCA DE AJUSTE DEL EJE 



   Con la llave de plástico específica de Shimano. Se puede encontrar en cualquier tienda de bici, ya que si no se usa la que le pertoca, se puede dañar muy fácilmente.



 3- EXTRAER LA BIELA DEL EJE 



   Antes de nada es importante abrir el seguro de plástico que está situado entre los tornillos que aprietan la biela. Una vez alzado, se extraen las bielas hacia fuera con fuerza. Si opone resistencia, nos podemos ayudar con un martillo de teflón, para que no queden marcadas las bielas.



4- EXTRAEMOS LA BIELA DERECHA Y EL EJE


 

   Van juntos, no hay forma de separarlos, así que no perdáis vuestro tiempo ni el dinero. Aprovecharemos para limpiar el eje y todo el polvo que se haya podido acumular. Limpio, además de estético es funcional y no hace ruido.



5- DESMONTAMOS LOS PLATOS 


   Necesitamos unas llaves TORX y una llave especial para aguantar la contratuerca. El tornillo es hueco y requiere una llave que presente dos puntas para que no dejen girar la parte trasera del tornillo. Con un destornillador plano bastante ancho se puede hacer la misma operación.



6- IMPORTANTE MONTAR EL MISMO PLATO 



   Importante comprobar el BCD, que sea el mismo e igual en el número de dientes. Si se pone un plato más grande, probablemente habrá que alargar la cadena. Con los platos en la mano se pueden apreciar las diferencias de desgaste. El diente es mucho más bajo y fino.



7- MONTAR EL PLATO NUEVO 



   Se insertan los tornillos y los apretamos con el par de apriete que está indicado en el mismo cuerpo de los tornillos. Mucho cuidado porque son de aluminio y huecos, así que se pueden romper con mucha facilidad.



8- MONTAJE EN EL CUADRO 



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   Volvemos a colocar la biela derecha en el alojamiento del pedalier. Se vuelve a poner la biela izquierda y se vuelve a poner la tapa de rosca. La tapa no requiere de ningún apriete con herramienta, lo podemos y debemos hacer con la mano misma.