En la más reciente actualidad ciclista hay que sumarle, desde hace cierto tiempo, otro tema de debate importante como es la biomecánica.
Y es que últimamente la biomecánica parece estar más de moda que nunca y esto no es fruto de la casualidad. En el ciclismo actual cada detalle cuenta con la idea de maximizar el rendimiento; a las dietas para adelgazar, a los entrenamientos por potencia o a las ruedas de perfil tenemos que añadirle, desde ya, la biomecánica.
Un tema y una tendencia claramente al alza, de la que muchos hablan pero de la que muy pocos deberían hablar. Un concepto tremendamente técnico y que debe ser tratado con suma delicadeza y cuidado.
¿Qué es la biomecánica en el ciclismo y para qué sirve?
La biomecánica es una área del conocimiento que tiene como objeto de estudio el movimiento del cuerpo humano en diferentes circunstancias. En definitiva trata de observar y analizar la reacción de nuestro cuerpo a diferentes acciones físicas.
El estudio de la biomecánica corresponde a una combinación multidisciplinar entre ciencias de la salud y ciencias físicas.
La biomecánica en el ciclismo nace con la motivación de encontrar la postura ideal en la que se maximice la relación entre rendimiento y salud terapéutica. Es decir, aquella posición que nos permita sacar el mayor rendimiento posible a cada pedalada sin descuidar tampoco la comodidad o salud.
La biomecánica deportiva se integra por dos conceptos: La cinética, como aplicación de las fuerzas voluntarias y residuales sobre la bicicleta, y la cinemática, cómo estudio del movimiento y de las diferentes angulaciones.
¿Cuándo tengo que hacerme un estudio biomecánico?
Nos podemos someter a un estudio biomecánico durante todo el año, sin embargo existen dos situaciones especialmente interesantes en la que la realización de un estudio resulta aún más conveniente: antes de comprar una bicicleta o cuando tengamos algún tipo de lesión o molestia persistente.
En el primero de los casos es sumamente importante para tener clara la elección de la talla de la bicicleta o de modelo que tenga la mejor geometría para nuestra fisiología. Gracias a un buen estudio biomecánico podremos saber, en base a nuestras medidas, qué talla de bicicleta nos conviene más y también qué estilo de bicicleta nos viene mejor. En la elección no solo influyen las clásicas medidas de entrepierna o de altura, sino otros aspectos, durante años olvidados, como la necesidad personal del ciclista.
Por ejemplo, es evidente que no necesitan la misma bicicleta un sub23 de primer año que busca competir que un padre de familia de 55 años que quiere salir los domingos a “desayunar”. Pese a que los dos puedan tener la misma altura.
La biomecánica nos enseña a adaptar cada bicicleta a cada persona y no cada persona a la bicicleta.
En el segundo de los casos la biomecánica tiene la capacidad en muchas ocasiones de detectar una posible desviación o mala postura que una vez solucionada nos permita eliminar una dolencia o malestar.
Así pues todas aquellas personas que tengan dolores en las rodillas, las cervicales cargadas, adormecimiento en los pies o problemas de espalda es probable que encuentren solución a todo ello a través de un estudio biomecánico.
En definitiva nunca es mal momento para pasar por el taller a revisar el engranaje, siempre que sea en manos de un biomecánico especializado.
Fases de un estudio biomecánico ciclista (paso a paso)
Exploración en camilla
En primer lugar es de crucial importancia para el biomecánico hacer una valoración previa del ciclista. La exploración en camilla permite al profesional conocer aspectos como la flexibilidad, la extensión o el equilibrio de cada persona. En esta primera fase es importante dejar claras también las prioridades del ciclista. Nada tiene que ver la postura de codos flexionados que se adopta en una bicicleta de carretera, con la de 90 grados del triatlón o la de codos estirados que vemos en el MTB. Cada modalidad tiene una postura diferente y de aquí la importancia de hacerse un estudio de todas las bicicletas: tanto de montaña como de carretera.
Interpretación terapéutica
La correcta interpretación de la primera fase es de vital importancia para seguir con el proceso. Con una buena exploración tendremos las herramientas indispensables para iniciar el estudio. La alineación de las caderas, el grado de rotación de las articulaciones o el nivel de simetría/dismetría son algunos de los puntos más importantes que todo biomecánico debe analizar. Con ello conoceremos, entre otras cosas, el limite físico y muscular de cada persona. La interpretación es totalmente personal e intransferible dejando muy claro que en biomecánica prácticamente no existen las leyes universales.
Observación en movimiento
Es el momento de subir el ciclista al rodillo y observar. Observar cada detalle de su pedalada prestando especial atención a los ángulos y a la extensión de las extremidades. Es importante que esta fase se haga con la mayor normalidad posible y que el ciclista pedaleé en su bicicleta habitual.
Análisis de planos
En este punto el biomecánico observa el ciclista desde diferentes perspectivas, obteniendo una visón perfecta de los diferentes puntos clave. En este sentido existen diferentes metodologías de estudio, siendo el análisis de tres dimensiones la más completa. El sistema STT systems 3D (utilizado por Bike fitting vic) es de los más completos y avanzados, siendo el sistema utilizado por gran parte de los equipos profesionales. Con la visión lateral observamos los diferentes ángulos en los que trabajan las articulaciones y podemos analizar y corregir diferentes aspectos mecánicos. El biomecánico ya se encuentra en disposición de analizar entre otros aspectos: la extensión de la rodilla, la flexión de tobillos, muñecas y codos, la tensión de la zona lumbar o los diferentes puntos de apoyo sobre el sillín.
Ajustes de las calas y tronco inferior
Una vez hecho el análisis empezaremos a corregir las diferentes desviaciones existentes. En primer lugar deberemos colocar correctamente las calas, un factor tremendamente importante y que tal y como nos indica Sergi, debería ser siempre el punto de partida. No debemos olvidar que los pies son la parte del cuerpo que ejerce la fuerza directamente sobre los pedales y que una mala elección de zapatillas (drop, suela etc) y de calas puede llevar al traste todo un estudio biomecánico.
Una vez terminada la colocación correcta de las calas, empezaremos a colocar el tronco inferior. En este momento la altura y el retroceso del sillín son los pilares fundamentales sobre los que centraremos el resto del estudio inferior.
Ajuste tronco superior
Terminados los ajustes en el tronco inferior, es turno del tronco superior. En este punto la altura del manillar y la longitud de la potencia son los protagonistas. A partir de estos dos aspectos podremos corregir, entre otras cosas, la extensión de los brazos, la angulación de los codos o la flexión cervical.
Comprobación del resultado
Hora de comprobar que todos los ajustes realizados funcionan. Tanto a nivel de rendimiento como a nivel de comodidad. Debemos tener claro que el proceso de adaptación es lento y que sentirse incómodo en las primeras salidas entra dentro de los planes. Es también un buen momento para registrar todas las medidas del ciclista. Las guardaremos para que en caso de avería mecánica o simplemente repaso general de mantenimiento podamos volver a montar exactamente en la misma posición.
Feedback e intercambio de opiniones
Último punto y no por eso menos importante. Se trata de que una vez pasado al menos un mes del estudio biomecánico hagas una valoración de los cambios y transmitas al profesional que realizo el estudio todas tus sensaciones encima de la bicicleta. Con ello podréis corregir pequeños detalles que de bien seguro tanto tu físico cómo tu rendimiento agradecerán. El feedback posterior es un valor añadido que sólo dan algunos profesionales del sector.
Conclusiones finales
En el mundo de la biomecánica debemos tener clara todos una cosa: no existen las leyes universales. Cada persona y cada bicicleta es un mundo diferente, y aunque existen diferentes teorías e indicaciones prácticas ninguna de ellas es 100% fiable. No existe ninguna altura del sillín ideal para todo el mundo ni tampoco una potencia o manillar que se adapte a todos los ciclistas. Las altura sillín de un compañero con la misma altura no tiene por qué ser extrapolable a nosotros.
Simplemente es cuestión de personalizar y adaptar nuestra bicicleta a nuestras necesidades, para ello es sumamente recomendable acudir a un profesional del sector y evitar, especialmente en caso de molestia física, la biomecánica casera o los consejos que nos pueda dar cualquier otro ciclista. Lo que es bueno para él no tiene porqué serlo para nosotros.
En definitiva, si muchas veces no escatimamos nada en material, dietas o preparadores físicos, ¿por qué lo hacemos en biomecánica? Por suerte la tendencia está cambiando y cada vez los ciclistas son más conscientes de la importancia de una correcta postura encima de la bicicleta. De ello dependerá sentirnos mejor, y quién sabe, si poder pedalear durante muchos años más.
Los precios de un estudio biomecánico pueden variar de los 30€ hasta los 500€ en su versión “premium”, que puede llegar a incluir un trabajo específico de reeducación postural.